Walt Whitman

I Sing the Body Electric (1855)

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I Sing the Body Electric

Walt Whitman
Walt Whitman

I have always had a distant relationship with poetry, which I could describe as mistrust borne out of misunderstanding. My contact with it was limited to classical tradition poems, as an exception to the too-extensive phrase “I don’t like it”. This began to change barely two years ago, as it could not be any other way, thanks to translation. It was the task of translating into English a poem by Tamara Kamenszain which invited me to overcome my negation. So I began discerning the universe of meaning found in poetry.

Though there is still a long way for me to explore, I think it was time already to publish a poem translation. In this case, it is not a heretofore untranslated text but Walt Whitman’s “I Sing the Body Electric”, originally published though not in its final versionin 1855, in his famous collection Leaves of Grass. One of those who have brought this poem into Spanish is no more and no less than Jorge Luis Borges. With all due respect to these colossal figures of literary (re)creation, I offer my own version here too, as an attempt to bring what I have read and to deepen and multiply its meaning.

Yo canto el cuerpo eléctrico

1

Yo canto el cuerpo eléctrico,
Me ciñen y yo ciño los ejércitos de quienes amo,
No me soltarán hasta que los siga, hasta que responda
Y los descorrompa, y los cargue a pleno con la carga del alma.

¿Se ha dudado que quien corrompe su cuerpo se oculta?
¿Y si quien profana a los vivos hace tanto mal como quien profana a los muertos?
¿Y si el cuerpo no obra tan plenamente como el alma?
Y si el cuerpo no fuera el alma, ¿qué es el alma?

2

El amor al cuerpo del hombre o la mujer resiste explicación, el propio cuerpo resiste explicación,
El del hombre es perfecto y el de la mujer es perfecto.

La expresión del rostro resiste explicación,
Pero la expresión de un hombre bien formado no solo se nota en su rostro,

También está en sus miembros y en sus articulaciones, se ve curiosa en las caderas y las muñecas,
Está en su andar, el porte de su cuello, la flexión de muñecas y rodillas, no lo oculta la vestimenta,
Tiene esa cualidad dulce, fuerte, que traspasa el algodón y la tela,
Verlo pasar transmite tanto como el mejor poema, y tal vez más,
Uno se detiene para ver la espalda, y de la espalda al cuello y al costado el hombro.

El cuerpo echado de un bebé y su llenura, el pecho y la cabeza de las mujeres, los pliegues de los vestidos, su estilo al pasar a su lado en la calle, la silueta de su figura hacia abajo,
El nadador desnudo en la piscina, visto al atravesar el verde-fulgor transparente, o suspendido boca arriba y al rodar en silencio, de un lado a otro en el arrastre del agua,
El doblarse adelante y atrás de los remeros en los botes, el jinete en la montura,
Chicas, madres, amas de casa en todo su quehacer,
El grupo de obreros sentados al mediodía con la vianda presta, y las esposas que esperan,
La mujer que calma a un niño, la hija del granjero en el jardín o el establo,
El muchachito que escarda el maíz, el cochero que guía a sus seis caballos entre la multitud,
La lucha de los luchadores, dos jóvenes aprendices, bien crecidos, nativos, de buena naturaleza, ávidos, allí en el terreno baldío al caer el sol, después de trabajar,
Capas y capuchas a un lado, el abrazo de amor y resistencia,
Sujeción superior e inferior, el cabello enmarañado que tapa los ojos;
La marcha de los bomberos con su uniforme, el relieve de músculos masculinos bajo correas y pantalones bien ajustados.
El lento regresar del incendio, detenerse al son de la campana repentina otra vez, y escuchar la alerta,
Las reacciones varias, perfectas y naturales, la cabeza gacha, el cuello curvado y el conteo;
Cosas así amo: me suelto, paso sin más, estoy junto al niñito en el pecho de la madre,
Nado con los nadadores y lucho con los luchadores, marcho en línea con los bomberos, me detengo, escucho y cuento.

3

Conocí a un hombre, un simple granjero, padre de cinco hijos,
Y en ellos padres de hijos, y en ellos padres de hijos.

Aquel hombre era de un vigor asombroso, calma, belleza de persona,
La forma de su cabeza, el cano y rubio pálido de su cabello y su barba, el significado inconmensurable de sus ojos negros, la riqueza y la amplitud de sus modales,
Esto es lo que iba a ver cuando solía visitarlo, era sabio también,
Medía seis pies, había pasado ya los ochenta años, sus hijos eran enormes, limpios, barbados, de rostro tostado, apuestos,
Sus hijos e hijas lo amaban, todo el que lo veía lo amaba,
No lo amaban porque sí, lo amaban con amor personal,
Solo bebía agua, la sangre aparecía como escarlata en la piel morena de su rostro,
Frecuentaba la caza y la pesca, navegaba él mismo su bote, tenía uno bueno, regalo de un carpintero, tenía unas escopetas, regalo de hombres que lo amaban,
Cuando salía a cazar o pescar con sus cinco hijos y tantos nietos, era fácil identificarlo como el más bello y vigoroso del grupo,
Daban ganas y más ganas de estar con él, daban ganas de sentarse junto a él en el bote para poder tocarlo.

4

Me he percatado de que estar con quienes quiero es suficiente,
Detenerme en compañía del resto acabada la tarde es suficiente,
Rodearme de carne hermosa, curiosa, de su risa y respiro, es suficiente,
Pasar entre ellos o tocar a cualquiera, o reposar el brazo tan suavemente alrededor de su cuello por un instante, ¿qué es esto entonces?
No pido más deleite, nado allí como en un mar.

Hay algo en estar cerca de hombres y mujeres y mirarlos, algo en su contacto y en su aroma que place al alma bien,
Todas las cosas placen al alma, pero estas placen al alma bien.

5

Esta es la forma femenina,
Que exhala un nimbo divino de la cabeza a los pies
Y atrae con fuerte e innegable atracción,
Me arrastra su respirar como a mero vapor indefenso, y a un lado cae lo que no es ni ella ni yo,
Libros, arte, tiempo, religión, la tierra sólida y visible, lo que del cielo se esperaba o del infierno se temía, todo ya consumido,
Locos filamentos, brotes ingobernables germinan allí, y una respuesta igual de ingobernable,
Pecho, cabello, cadera y piernas curvadas, con todo caen las manos negligentes y dispersas, las mías también dispersas,
Merma que punza al flujo y flujo que punza a la merma, carne amorosa hinchada en delicioso dolor,
Sin límites, límpidos torrentes enormes de cálido amor, soplo blanco y jugo delirante, gel tembloroso de amor,
Esposo que en noche de amor obra suave y seguro hasta la prostrada aurora,
Ondulando hasta el día que cede y desea,
Perdido en la dulce carne del día que surca y sujeta.

Aquí el núcleo: nacido el niño de la mujer, nace el hombre de la mujer,
Aquí el baño del nacer, aquí la unión de grande y pequeño, y el desagüe otra vez.

No se avergüencen, mujeres, su privilegio encierra lo demás, y es la salida de lo demás,
Son las puertas del cuerpo, y son las puertas del alma.

La mujer contiene todas las cualidades y las templa,
Ella está en su lugar y se mueve en perfecto equilibrio,
Ella es todas las cosas en su recto velo, es activa y pasiva a la vez,
Ella ha de concebir hijas así como hijos, hijos así como hijas.

Al ver mi alma reflejada en la Naturaleza,
Al ver a través de una bruma, Una de inexpresable salud, completitud y belleza,
Veo la cabeza gacha y los brazos cruzados sobre el pecho, es la Mujer lo que veo.

6

El hombre no es menos el alma ni más, él también está en su lugar,
Él también es todas las cualidades, es acción y poder,
El arrebol del universo conocido está en él,
La irreverencia le sienta bien, y el apetito y el desafiar le sientan bien,
Las pasiones más salvajes e ingentes, un gozo en plenitud, un pesar en plenitud le sientan bien, el orgullo le conviene,
El orgullo desatado del hombre aquieta y es excelente al alma,
El conocimiento le sienta bien, siempre gusta de él, todo lo pasa por el tamiz de sí mismo,
Sin importar la prueba, sin importar el mar y la vela, al fin todo lo sonda aquí nada más
(¿Y dónde ha de sondar si no es aquí?).

El cuerpo del hombre es sagrado y el cuerpo de la mujer es sagrado,
No importa quién, es sagrado; ¿es el más bajo de los obreros?
¿Es uno de los inmigrantes adustos recién llegados al puerto?
Cada cual corresponde a este y todo lugar tanto como el más encumbrado, tanto como tú,
Cada cual tiene su lugar en la procesión.

(Todo es procesión,
El universo es procesión de movimiento perfecto y mesurado).

¿Sabes tanto como para llamar al más bajo ignorante?
¿Crees tener derecho a ver bien y que aquel o aquella no lo tiene?
¿Crees que la materia se ha congregado desde su difusa suspensión, y que la tierra está en la superficie, y que el agua corre y la vegetación germina,
Solo para ti y no para aquellos?

7

El cuerpo de un hombre en remate
(Desde antes de la guerra acudo a la venta de esclavos en el mercado),
Ayudo al rematador, el desgarbado no tiene idea de su negocio.

Caballeros miren esta maravilla,
No importa la oferta ni el postor, ningún precio es suficiente,
Por ella el mundo aguardó quintillones de años sin planta ni animal,
Por ella los cielos han girado en ciclo firme y verdadero.

En esta cabeza el cerebro que a todos admira,
Dentro y debajo las gestas de los héroes.

Vean estos miembros, rojos, negros o blancos, el ingenio de sus nervios y tendones,
Si los desnudan podrán apreciarlo mejor.

Agudísimos los sentidos, luz vital en la mirada, arrojo, voluntad,
Lascas de músculo en el pecho, cuello y columna flexibles, carne nada blanda, piernas y brazos bien formados,
Y tantas maravillas más en él.

Dentro corre la sangre,
¡La misma sangre antigua, la misma sangre roja que corre!
Allí se inflama y bombea un corazón, allí todas las pasiones, los deseos, los anhelos y las aspiraciones.
(¿Creen que no están allí porque no se expresan en salones y conferencias?)

Aquí no hay solo un hombre, aquí el padre de quienes serán padres a su vez,
En él el principio de estados cuantiosos y ricas repúblicas,
De él incontables vidas inmortales con incontables encarnaciones y ensoñaciones.
¿Cómo saber quién vendrá de la progenie de su progenie a lo largo de los siglos?
(¿Cómo saber de quién has venido, si pudieras remontarte a lo largo de los siglos?)

8

El cuerpo de una mujer en remate
Ella también es más que sí misma, es la abundante madre de madres,
Portadora de quienes crecerán para ser compañeros de madres.

¿Alguna vez amaste el cuerpo de una mujer?
¿Alguna vez amaste el cuerpo de un hombre?
¿No ves que son exactamente iguales para todos en toda nación y tiempo y en toda la tierra?

Si algo hay sagrado, el cuerpo humano es sagrado,
Y la gloria y lo dulce de un hombre es prueba de humanidad impoluta,
Y en el hombre o la mujer un cuerpo fuerte, limpio, de fibras firmes es más bello que el rostro más bello.
¿Has visto al necio que corrompió su cuerpo vivo? ¿O a la necia que corrompió su cuerpo vivo?
Pues ellos no se ocultan, no se pueden ocultar.

9

¡Ah, mi cuerpo! No me atrevo a abandonar lo que es como tú en otros hombres y mujeres, lo que es como tus partes,
Creo que lo que es como tú ha de persistir o caer con lo que es como el alma (y que es el alma),
Creo que lo que es como tú ha de persistir o caer con mis poemas, y que son mis poemas,

Del hombre, la mujer, el niño, el muchacho, la esposa, el esposo, la madre, el padre, poemas del joven y la joven,
Cabeza, cuello, cabello, orejas, tímpano y lóbulo de la oreja,
Ojos, bordes e iris del ojo, cejas, y el dormir y el despertar de los párpados,
Boca, lengua, labios, dientes, paladar, mandíbulas y su articulación,
Nariz, el tabique y las fosas de la nariz,
Mejillas, pómulos, frente, mentón, garganta, nuca, curva del cuello,
Hombros robustos, barba viril, escápula, dorsales y el amplio círculo del pecho,
Brazo, axila, codo, antebrazo, tendones y huesos del brazo,
Muñeca y articulaciones, mano, palma, nudillos, pulgar, índice, carpos y uñas,
Amplios pectorales, vello rizado del pecho, tórax, esternón,
Costillas, vientre, columna, articulaciones de la columna,

Cadera, isquiones, soporte de la cadera, rotación hacia adentro y hacia afuera, testículos y raíz del hombre,
Fuerte par de muslos que bien soportan el tronco,
Fibra en las piernas, rodilla y rótula, tibia y fémur,
Tobillos, empeine, calcáneo, dedos, ligamentos, el talón;

Toda actitud, toda forma, todo lo que pertenece a mi cuerpo, al tuyo o a cualquier otro, masculino o femenino,
Los esponjosos pulmones, la bolsa del estómago, las entrañas dulces y limpias,
El cerebro en sus pliegues dentro del cráneo,
Simpatías, válvulas del corazón y el paladar, sexualidad, maternidad,
Femineidad, y todo lo que es una mujer, y el hombre que proviene de la mujer,

El útero, las mamas, pezones, leche materna, lágrimas, risa, llanto, miradas y perturbaciones de amor y lo que se eleva,
La voz, articulación, lenguaje, susurros, gritos a viva voz,
Alimento, bebida, pulso, digestión, sueño, sudor, caminar, nadar,
Cadera equilibrada, saltar, recostarse, abrazar, curvar los brazos y estrechar,
Los cambios continuos en la flexión de la boca y alrededor de los ojos,
La piel, el tono tostado, pecas, cabello,
Sentir la curiosa empatía de pasar la mano por la carne desnuda del cuerpo,
Los ríos cíclicos de la respiración, inhalar y exhalar,
La belleza de la cintura y de allí a las caderas, y de allí abajo a las rodillas,
Esas delgadas gelatinas rojas en tu interior y en mi interior, los huesos y la médula que contienen,
La percepción exquisita de la salud.
¡Ah, yo digo que no son parte y poema solo de mi cuerpo, sino del alma!
¡Ah, yo digo que son el alma!

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